ARQUITECTURA

Década de los 00

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Arquitecturas de Barranco, laderas, cauces y mar. Diez referentes de la Arquitectura Canaria en los años 2000 al 2009. ​

Lista de Héctor García Sánchez

Palerm & Tabares de Nava arquitectos

Cabildo de Gran Canaria

José Antonio Sosa Díaz-Saavedra

Eustaquio Martínez García, Virgilio Gutiérrez Herreros

José Lucas Delgado Gorrín, Carlos Bermejo Díaz Calvo, Francisco Javier Carrancho Montero

Romera y Ruiz Arquitectos

María Luisa González García

Antonio Suárez Linares, Carmelo Suárez Cabrera, Ancor Suárez Suárez

Este artículo presenta una mirada sobre diez arquitecturas que son referentes importantes de la primera década del 2000 en Canarias. Leídas desde parámetros propios al lugar y el paisaje,  éstas permiten entender los mecanismos por los que el entorno se transforma en materia de proyecto dentro de sus procesos creativos. Son arquitecturas del cauce, del suelo y la ladera, del salto o el bancal, del vacío, de la sombra y de la orilla. 

Estas obras nos proponen formas excepcionales de construir a partir de la memoria de nuestros paisajes. De hecho, considerando los entornos donde se ubican, podríamos describirlas a partir de un hilo conductor centrado en uno de los paisajes más característicos de nuestro territorio, los barrancos. Éstos son contenedores de paisajes insulares muy peculiares. Sus recorridos, desde el interior hasta el mar, secuencian naturalezas que transcurren entre lo agreste y lo fluido. 

En su encapsulamiento espacial, poseen una singular belleza realzada por relaciones sorprendentes entre hombre, naturaleza y hábitat. Son paisajes de cuevas, bancales, acequias y saltos de agua, de suelos agrícolas, de geometrías construidas por muros, gaviones, pozos, puentes y orillas; paisajes que se diluyen, sin perder su presencia, en sus desembocaduras al mar. En ellos la arquitectura encuentra referentes, conceptos, formas y lugares donde ser.

Dos Barrancos

Los años noventa e inicios de la primera década del 2000, en Canarias, especialmente en Gran Canaria y Tenerife, marcan un diferencial en la forma de entender el territorio. Las líneas de planeamiento y proyectos territoriales intentan regular los espacios de barrancos acercando sus paisajes y naturalezas a las estructuras urbanas. Esta nueva forma de entender el territorio busca potenciar la relación entre naturaleza y ciudad.

Los barrancos se piensan, desde el planeamiento, como espacios de oportunidad con capacidad para permitir un cambio de paradigma en la vida social, cultural y urbana de las poblaciones que los disfrutan. En estos años los barrancos empiezan a considerarse lugares con posibilidad de fomentar acciones de naturalización más efectiva en nuestras ciudades. El concepto de ¨llevar el campo a la ciudad¨ es uno de los motores principales en este nuevo modo de pensar el territorio. Aparecen estrategias para la recuperación del patrimonio agrícola y ganadero, para la reforma de estructuras preexistentes del agua, la rehabilitación de yacimientos arqueológicos, y muchas más… 

En el marco de estas intervenciones territoriales surgen dos referentes excepcionales; el primero en 1993, resultado del concurso internacional para la ¨Recuperación del Barranco de Santos, en Santa Cruz de Tenerife¨. Su tempo se extiende en distintas fases hasta la primera década del 2000 y aún sigue vigente en su proceso. El segundo es el ¨Proyecto Guiniguada¨, también iniciado en los noventa; tiene su mayor auge y repercusión a inicios del 2000 bajo el lema ¨La Estrategia del Parque en la Rehabilitación del Paraíso¨.

El Barranco de Santos[1] presenta una estrategia muy interesante de incorporación de su espacio natural como parte integrante de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife. Con esta intervención se refuerza la estructura principal de los espacios libres de la ciudad. Esta se enlaza a los diferentes espacios propuestos por el proyecto del Barranco de Santos, formando una nueva estructura urbana de espacios libres para la ciudad. Así se consigue que el espacio natural, inicialmente visto como una gran cicatriz en su estructura, se integre como espacio estructurante en su corpus urbano. La naturaleza del barranco se asume como ambiente propio a la urbe permitiendo su disfrute. Naturaleza y ciudad conviven en armonía a partir de una intervención que siempre fue necesaria y esencial para Santa Cruz de Tenerife.

Por otro lado, el proyecto del Barranco Guiniguada[2] arranca también en la década de los noventa dentro del Programa “Proyectos Piloto Urbanos”, promovido en 1990 por la Comisión Europea al amparo del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER). Este proyecto tiene su máximo desarrollo en los inicios del 2000. El Proyecto Guiniguada trasciende de lo urbano a lo periurbano y territorial. El barranco se piensa, y se propone, como espacio de oportunidad para desarrollar un corredor verde, con valor natural excepcional, que permite a los ciudadanos recorrerlo entre los municipios de Santa Brígida y Las Palmas de GC. El territorio toma aquí la connotación de elemento conector natural-urbano, a modo de nueva estructura territorial que permite potenciar nuevas relaciones y oportunidades entre ambos municipios. 

 

Lo más interesante de estas dos propuestas es entender cómo se apuesta por proyectos que integran la naturaleza, propia de espacios naturales de periferia interna, dentro de las estructuras urbanas existentes. Son proyectos que determinan el diseño de los espacios libres de las ciudades como espacios vivos en el tiempo, cambiantes y flexibles, que determinan una nueva forma de entender la relación ciudad – naturaleza en Canarias. 

En la pared del Barranco, al borde.

Los saltos, acantilados y paredes de los barrancos marcan la escala mágica de la vertical en el  territorio. Esa Vertical que, incluso, se encuentra en el recuerdo de los sacrificios ancestrales de nuestra cultura aborigen. También en ella está implícito el concepto del refugio, o aquel  de dominio y control sobre el paisaje.  

Este es el caso del Barranco del Infierno. Al borde de una de sus paredes se encuentra la ¨nueva Plaza de España y el Museo Sacro de Adeje¨[3]. Su arquitectura dialoga, de manera excepcional, con la belleza y la escala del paisaje. Emerge en la memoria el recuerdo a las atalayas donde los ancestros daban culto a sus dioses. En efecto, la plaza es también lugar de culto y festejo. A través del manejo y diseño del plano del suelo, de sus pliegues y niveles, se pone en valor el paisaje monumental del barranco. El suelo, en su materialización y tectónica, potencia la atmósfera mágica del paisaje. Iglesia, Museo, Plaza y escenario, forman un conjunto de culto al entorno. Arquitectura de encuentro y pausa frente al lugar. Su tectónica, potenciada en el uso del hormigón y sus diferentes texturas, forma parte de la potencia agreste del paisaje. Las aperturas al barranco, a modo de grietas que recuerdan las geometrías fisuradas de las cuevas, delinean las vistas desde un interior dominado por la sombra del bajo suelo. 

 

 

Nos encontramos ante una arquitectura de geometría rotunda, matérica y simbiótica con el lugar y su paisaje, que se muestra como espectacular escenario al borde del Barranco.

En el vacío

En otro salto de cota, a modo de pared, se ubica la Escuela de Artes Escénicas de Tenerife[4]. En la parte superior de la parcela, la cubierta aparece como atalaya frente al paisaje. Es plaza y escenario bajo el cielo. Un nuevo suelo propuesto para disfrutar de un paisaje marcado por el Macizo de Anaga y la lejanía del océano.

Bajo esta plaza se contiene un gran vacío abierto, en sombra, una singular caja escénica abierta al paisaje. En ella, un juego de rampas en zigzag recorren el desnivel hasta llegar a la nueva topografía del suelo, abajo. El zigzag recuerda los paisajes de bancales y saltos de agua tan característicos de nuestra orografía. Este patio conforma un espacio escenográfico del vacío, donde todo es posible. El vacío como culto a las artes. El vacío como arquitectura tangible al tiempo que etérea. Espacio del vacío contenido definido por cada paseante, actor en su papel temporal, en la teatralidad del tránsito, del subir y bajar.  (f-4)

Sobre y bajo Tierra.

La arquitectura del bancal construye de forma característica nuestros territorios, escalonándolos y modificando sus perfiles. El bancal, con sus muros, es el elemento dominante y definidor en este tipo de paisajes. ¿Es posible habitar, vivir, disfrutar en su interior? En El Monte Lentiscal, en una parcela abierta a las vistas del centro de la isla de Gran Canaria, ¨La casa escondida¨[5] construye un fragmento de este tipo de paisaje escalonado. 

En una acertada operación, desde el perfecto entendimiento del valor del suelo y del entorno como recurso de proyecto, se propone una sutileza de la arquitectura: esconder parte del programa de usos bajo el suelo escalonado. Abriéndose a las vistas sobre el paisaje del centro de la isla, la parte enterrada de la casa, a modo de bancal, da límite al patio-jardín. 

La ¨casa escondida¨ se entierra en parte. Se adosa a uno de los bordes de la parcela y la libera, así permite que el patio-jardín se muestre como paisaje interno de la casa. Un paisaje interno que forma parte indisociable del paisaje dominante en el territorio. Allí, la escalera exterior de bajada al patio-jardín reproduce un fotograma de aquellos paisajes dominados por la estética de peldaños de piedra que acompasan el paso descendente al interior de los estanques.

Cerca del cauce

Los cauces de barranco son espacios de flujo, de escorrentías. Son espacios que hablan del devenir y fuerza de las aguas, de sedimentos y arrastres. Son espacios del tránsito, pero también de la mirada transversal, la mirada a dos orillas. Al asomo del cauce de barranco de La Mareta[6], en la urbanización del mismo nombre, surge una agrupación de casas abiertas que miran al Teide y al mar, formando parte de un paisaje tan singular como espectacular. 

El conjunto de casas se enlaza con el lugar de forma respetuosa, elegante. Sus patios encapsulan diferentes fragmentos de la naturaleza del entorno. Desde la orilla del mar, al otro lado del cauce, como parte del paisaje del suelo ondulante y de su vegetación, se divisan sus cubiertas plegadas y envolventes. Abiertas al cielo, éstas se asemejan a una serie de caparazones que abren su interior para recibir el sol y el aire. Parecen también olas petrificadas, capturadas en un instante de tiempo, que hablan de la fuerza del viento, o del movimiento sutil de la brisa que las recorre. Cada casa permite ver a su través los horizontes de tierra y mar adentro. Detrás el Teide, al frente el  océano. El vacío longitudinal de las casas convierte los interiores en espacios de naturaleza contenida y expandida. Un cauce de vistas y paisaje para cada una de ellas. Sus cubiertas plegadas parecen forzar un pulso al viento sur, al cual se resisten y con el que no quieren volar.  (f-6)

Más al norte, en otro cauce, en Güímar, se encuentra una intervención que recupera el barranco como lugar de culto ancestral. El ¨Proyecto Tajea¨[7] propone una intervención casi imperceptible entre cuevas aborígenes, bancales y cauce de barranco. En el Sitio Histórico de Chinguaro (palabra aborigen que significa ¨barranquillo¨), tras su aparición en la playa de Chimisay, quedó el lugar  donde residió la primitiva imagen de la ¨Madre del Sustentador del Cielo y Tierra¨ (¨ACHAMYEX GUAYAXERACH ACHORON ACHAMAN¨). 

La obra recupera el paisaje del cauce, de las cuevas y del entorno arqueológico. La arquitectura basa su estética en los materiales del lugar. La piedra tosca domina, con su policromía y texturas, la reconstrucción de bancales y senderos. La recuperación de las acequias de agua y tajeas hacen del suelo un oasis que recuerda al antiguo “Eres”, o depósito de arenas que permitía la conservación de una cantidad de agua de lluvia para la subsistencia y vida de los aborígenes. El volado de hormigón emergiendo del interior de la cueva principal, junto a su tectónica y variaciones geométricas, potencia la fuerza y el carácter místico que posee el lugar.

En la Sombra

Las arboledas, con sus sombras, también forman parte de los paisajes propios de barrancos. En ellas, las copas de los árboles se enlazan formando techumbres naturales que filtran la luz del sol en infinitos haces y tamices. Son como nubes vegetales soportadas por troncos que las atan al suelo. Los espacios a su abrigo son cobijo de frescor y relax. Es en uno de estos barrancos, en Telde, con sus laderas ocupadas por urbanizaciones, donde se encuentra un oasis de sombra al abrigo de un patio. En la Escuela Municipal Infantil de la Herradura[8], una cubierta de formas orgánicas, ligada al concepto del cobijo, la techumbre y la sombra, y el juego, redefine la vida del patio. El patio de juegos de los niños se cubre con una cubierta que toma la forma de ¨pieza puzzle¨. Su forma orgánica también recuerda a una nube sobre el patio. No todo queda cubierto, existen vacíos por donde la luz y la lluvia llegan al suelo. La cubierta está sostenida por pilares tubulares de acero, en diferentes colores, que asemejan troncos de árboles soportando el enlace de sus copas. Su arquitectura geometriza y construye la sombra. Los niños parecen jugar alrededor de los tubos de colores imaginando aventuras  bajo los árboles, bajo la nube.  

En la orilla

Las orillas tienen esa magia característica de lo difuso entre mar y tierra, donde el diálogo  entre sol, aire, agua, sal, piedra, arena y callado crea paisajes inigualables. En una de estas orillas se localiza la ¨casa Ruiz¨ o ¨casa para un artista¨[9]. El paisaje marino del barrio pesquero de San Cristóbal, en Las Palmas de GC, forma parte de la esencia del proyecto. 

La casa es un ejercicio sublime de reconocimiento al lugar utilizándolo como materia creativa. La orilla, los callados, el sol, el mar y sus estados marcan los ambientes interiores y exteriores de la casa. Cerrada a la parte posterior, donde la autovía marítima domina por la velocidad y el trasiego de coches ausentes a la presencia del océano, la casa se abre al mar oteando el horizonte del naciente. 

El paisaje, su naturaleza, colores y matices, la visión de los barcos anclados en la bahía, el sonido de la rompiente de las olas o el canto de las gaviotas a lo lejos,  producen la sensación de vivir en una casa anclada, encallada. Despojada de toda estética del maquillaje, sus paredes, tratadas con morteros raspados, hablan de la fuerza del ambiente marino, como si de cicatrices del mar y el viento se tratase. 

La casa aparece en la orilla como un bloque de hormigón arrastrado, sedimentado. Y, en frente, el castillo. Dualidad de singularidades. Cubo frente a cilindro. Arquitecturas puras, tectónicas. Ambas pétreas. Dos refugios a mar abierto. En sus cubiertas, la playa y el horizonte.

En otra orilla, al norte de la ciudad en la Playa de El Confital[10], un trazo geométrico entre juegos rectos y curvos, y polígonos en madera, granito, pórfido y cortén, construye a ras de suelo una nueva orilla. Artificio y naturaleza en un paseo junto al mar que dialoga entre agua y rocas. El suelo, su materia, se transforma en parte de la arquitectura de un nuevo plano horizontal construido. Recorridos y plataformas, en sus diferentes materialidades, forman un nuevo espacio de estancia y disfrute. La sutileza de la intervención habla por sí sola. 

El paseo es parte del paisaje, el paisaje parte del paseo. Un todo, un  lugar, un nuevo suelo para disfrutar bajo el sol a la espera de las olas y su rompiente. También, un nuevo espacio donde posicionarse, donde mirar al lugar desde la perspectiva de una mirada diferente, soportada por los nuevos trazos, por las nuevas geometrías. La brisa, el sol de poniente, el marote, abrazan la arquitectura del suelo como parte del lugar, como parte de su paisaje más cercano, el mar.

[1] Barranco de Santos (1993/2000/aún vigente). Palerm & Tabares de Nava arquitectos. (http://paltab.com)

MULAZZANI, Marco. Sobre lo Natural y el Artificio. El Barranco de Santos en Santa Cruz de Tenerife.ed. Electaarchitettura. (2010)

(…), creemos que el barranco tiene una geometría precisa, doytada de identidad propia y definida a través de todos los agentes y circunstancias que va encontrando en su recorrido hacia el mar. (…), el Barranco es como una cuerda de violín que al ser pulsada presenta unos puntos fijos armónicos frente a otros que no lo son.

[2] Proyecto Guiniguada. (1996/2000/aún vigente). Cabildo de Gran Canaria.

Texto: ¨Proyecto Guiniguada¨. José Miguel Alonso Fernández-Aceytuno (jmaceytuno.com)

(…) Su principal objetivo era “recrear el Paraíso Posible” en la parte más urbana del barranco Guiniguada, una zona de alto valor paisajístico, histórico y patrimonial, en la que a pesar de los evidentes signos de degradación, convivían, (y aún conviven) en diferentes grados de armonía los usos rústicos tradicionales del barranco con la densa periferia de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. El Proyecto actuaba en 3 sectores: Guiniguada Bajo, Jardín Canario y Santa Brígida. Se proponía también utilizar el propio proceso regenerador como referente simbólico y como laboratorio metodológico (…)

[3] Museo Sacro y Plaza España en Adeje (2006). Arquitecto Fernando Martín Menis. (http//:menis.es)

¨La parcela se sitúa sobre terreno con topografía accidentada (…), en Adeje, al Borde del Barranco del Infierno (…). En el proyecto se genera un espacio para nuevas dependencias municipales bajo el escenario de la nueva Plaza de España. El presente proyecto abarca dos elementos bien diferenciados: por un lado el edificio del nuevo Museo Sacro de Adeje, y por otro la remodelación y ampliación de la Plaza del España (…). La plaza de España se expande en superficie, aumentando ésta en dos veces y media respecto a la actual, generando un escenario permanente (…). Los materiales combinan hormigón visto, hormigón pulido y piedra basáltica¨.

[4] ¨Escuela de Artes Escénicas de Tenerife¨ (2003). GPY Arquitectos (http://www.gpyarquitectos.com)

¨Este Centro de Arte Dramático se sitúa en el Ramonal, en un área de equipamientos docentes. El proyecto aprovecha el desnivel del terreno existente, haciendo corresponder la cota de la cubierta con la rasante de la calle,(…). De esta forma se aprovecha el potencial paisajístico del lugar,(…) se presenta a la ciudad como una gran “tarima” escénica, escenario urbano con la ciudad y el paisaje como telón de fondo, un foro público donde los actores serán los ciudadanos y donde la ciudad y el paisaje de la isla cobran importancia como fondo de escena.(…) Por otro lado, el patio interior cubierto, (…), se concibe como una “caja escénica” que se abre hacia la ciudad, y se afirma como punto de referencia espacial del edificio, lugar de relación e intercambio donde la acción, al desplegarse, dibuja el espacio de la representación¨.

[5]¨La Casa Escondida¨ (2007), c/La Cuesta, Los Lentiscos, Santa Brígida (Gran Canaria). José Antonio Sosa Díaz-Saavedra. (https//:www.alonso-sosa.com)

¨La complejidad de la parcela y las maravillosas vistas hacia el Poniente llevan a invertir la casa y enterrar parte del programa. La parcela tiene una forma muy irregular: alargada y estrecha.(…) Arriba, sólo el estar y la cocina: unas vistas maravillosas sobre las cumbres de la isla. La terraza se abre como un enorme mirador hacia ellas. Abajo, enterrado, el resto. Todo el programa de abajo se trata de resolver de manera que su cubierta quede a la misma altura de la tierra, a la misma altura del jardín. La reflexión fue: ¿Dónde situar la línea de flotación? ¿Qué parte del programa queda enterrado y cómo la casa encuentra su hueco en el terreno? Lo que emerge sobre el nivel del terreno es mínimo, un pequeño prisma irregular en forma de hoja de árbol. Lo que permanece bajo la línea de flotación, las raíces, gira en torno a un patio-jardín. Ese patio es su único contacto con el exterior. La forma de la casa es el resultado directo de este condicionante y de la forma de la parcela. Pura adaptación a estas dos circunstancias. El sistema constructivo trata de evitar los inconvenientes de estar enterrado, todo el cuerpo enterrado es una caja dentro de otra. El aire circula libre entre las cámaras de las paredes enterradas y la losa de cimentación. La cámara forma una placenta de aire que protege la casa de la tierra. Se trata de lograr el perfecto aislamiento entre la casa y la tierra, aun cuando ésta se encuentra realmente en su interior¨.

[6] ¨Pequeña agrupación con vistas al mar¨, La Mareta, Granadilla de Abona (2005). Arquitectos Eustaquio Martínez García, Virgilio Gutiérrez Herreros. (https://virgiliogutierrezherreros.com)

La Mareta – texto para la exposición Tenerife Island City, Londres 2006.

 ¨Se plantea, a partir del estudio minucioso de la topografía de la parcela (…) el encaje preciso de la sección y de los volúmenes, como una parte del perfil de la isla, desde Las Cañadas hasta la arena y el mar. Los dieciocho apartamentos posibles se organizan (…) escalonando las unidades con vistas siempre al mar. Se agrupan como casas patio, cerradas al este, protegiéndose ante los fuertes y continuos vientos del noreste, y abiertas al sur y al oeste, al horizonte y al paisaje protegido. La segregación de los volúmenes construidos (…) posibilita la apertura de visuales transversales desde el Teide al horizonte, a modo de corredores o barrancos de luz. (…) A modo de piedras depositadas sobre la arena, la intervención trata de construir el territorio ‘reinterpretando y realzando su carácter, ofreciendo una nueva escenografía (…) que invite a reflexionar…a reconfigurar (¿?)…la conciencia que tenemos sobre una realidad¨.

[7]  ¨Proyecto Tajea¨. (2006). Arquitectos José Lucas Delgado Gorrín, Carlos Bermejo Díaz Calvo, Francisco Javier Carrancho Montero.

(…) salvar la arqueología del lugar, recuperar su significado religioso e histórico y resolver el problema paisajístico que plantea esta zona.

[8] ¨Pieza Puzzle¨, Cubierta para el patio de la Escuela Infantil Municipal de La Herradura, Telde (2009). Romera y Ruiz Arquitectos (https://romerayruiz.com)

¨La cubierta responde a la necesidad de generar sombra y protección para los juegos de los niños. La forma creada dibuja la envolvente exterior de los recorridos más directos entre aulas y accesos. La resultante es esta especie de pieza de puzzle, encajada sobre el edificio preexistente con el máximo respeto, casi sin tocarlo. Desde el interior, la cubierta muestra la apariencia de levedad (…). Estos apoyos metálicos, perfiles circulares de 114 mm x 5,4 mm de sección, se colorean como un bosquecillo (…)¨

[9] ¨Casa Ruiz¨ (2005). Barrio de San Cristóbal, Las Palmas de GC. Arquitecta María Luisa González García. (www.maguigonzalez.com)

¨(…)Mediante una escalera marinera se sube a la cubierta desde la terraza del dormitorio, el buen clima y las vistas  permiten  una vegetación autóctona, adecuada a un clima marino: plantas crasas que necesitan poca agua, aulagas, cardones o magarza de costa, que junto con una piscina y una vela de barco crean  un lugar en cubierta para el relax (…) una terraza  formada por  callados de la playa, y  situada a un nivel superior del dormitorio permite la ilusión óptica de fundir la mirada con el horizonte y el mar, como si se hubiese  subido a la terraza un trozo de playa (…) El baño totalmente acristalado (…) se sitúa también a un nivel superior, quedando a la altura de la terraza y dando la sensación de estar bañándose  en la cubierta de un barco¨.

[10] ¨Acondicionamiento de la Playa de El Confiltal, Las Palmas de GC¨ (2008). Arquitectos Antonio Suárez Linares, Carmelo Suárez Cabrera, Ancor Suárez Suárez (https://x-studio.es)

¨La playa de El Confital, muy próxima a la ciudad, estuvo décadas ocupada por asentamientos de chabolas. El acceso se realizaba por recorridos al borde del cantil. Tras la desaparición del poblado se procedió a la recuperación (…) La operación no busca camuflarse en el medio, pero tampoco de ninguna manera imponerse a él. (…) la esencia del proyecto consiste en el equilibrio entre presencia, inserción y diálogo.(…)se plantea de tal forma que se conserven los valores ambientales que posee, recuperándolos y potenciándolos en su caso¨

 

 

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